Gustavo Dalinha: Religiosidad y Sacralidad.

Dos rasgos bien distintivos del Universo Dalinha son la religiosidad y la sacralidad presentes en sus Obras.

Cuando pensamos en religiosidad como el acto de “religar”, es decir de re conectarse, re amarrarse, resujetarse con el Principio divino, respetamos la tradición clásica al respecto del significado de la palabra: la religiosidad vuelve a liar lo humano con lo divino.

Cuando hablamos de sacralidad en cambio, y consultamos su etimología, descubrimos que esta palabra define al sujeto u objeto en cuestión como “digno de veneración por su carácter de divino”.

Ambas características son obvias y tangibles en la Obra de Gustavo Dalinha, porque sus trabajos funcionan como íconos religiosos que interpelan el aspecto místico del individuo estableciendo con él, canales de iluminación.

No hablamos aquí del Síndrome de Stendhal, tan difundido en los S.XIX y XX, en donde ciertos espectadores fantasean y se desbordan emocionalmente ante la contemplación estética de una Obra de Arte, cayendo en un pretendido éxtasis, sino de un concepto más arcaico, mas vital, nada intelectual, en donde un Objeto se convierte en herramienta para el desarrollo de la conciencia, estableciéndose un vinculo inmediato y espontáneo entre ambas entidades.

Hablamos de Obras cuyo contenido genético y ontológico abordan al individuo espectador desde su humanidad más primitiva.

Polvo de estrellas en toda la creación que desde sus formas diversas vuelven a reencontrarse.

Desde la aparición del hombre sobre la Tierra, las manifestaciones artísticas obedecieron en principio al deseo y necesidad de trascender, valorizar y sacralizar su existencia.

Dalinha comprende como pocos esas necesidades porque le son propias.

En un mundo tan repleto de vacíos; saturado de trivialidades; agotado de inconsistencias, toxinas y humores biliosos, la Obra de Dalinha emerge poderosa, destellando desde sus partículas, irradiando luz y calor, ignorando los espacios y el tiempo conocidos, para ir mas alla, intimando al Hombre a enfrentar su responsabilidad, y a reconocerse a sí mismo como parte de este Perfecto Universo.

Dalinha, cual idóneo geógrafo traza rutas invisibles en sus trabajos, para ser recorridas por quienes puedan encontrarlas y se animen a explorarlas.

Dalinha desafía a cada uno de estos trashumantes para que se conviertan en las piezas sagradas que este Universo sagrado requiere para su Evolución.

 

 

Marcella Rela/Buenos Aires, Enero 2017.